¿Cómo se puede ayudar a un niño con desafíos en el desarrollo a realizar la conexión de sentimientos con el comportamiento?

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Por: Isabela Hernández Figueroa
Tutora Área Humanística

“La única manera de cambiar la mente de alguien, es conectar con ella a través del corazón”

Para muchos niños con grandes desafíos en el desarrollo, la habilidad que más se les dificulta es la organización de la comunicación intencional, ya sea con el comportamiento o con las palabras. Esto no les permite integrar el área sensorial, motora, cognitiva y social, y, por tanto, deteriora el sentido de sí mismos, facultad que podríamos comparar a un director de orquesta que toma decisiones. Debido a esta falta de sentido de intención, presentan problemas para actuar de forma estructurada y sus comportamientos son repetitivos y accidentales.

Tienden a parecer perdidos en un mundo de ideas, cada una desconectada de la siguiente. Al igual que con cualquier otra capacidad que no se ejercita, la respuesta a sus propias necesidades y a las ideas de otros, está debilitada. En los niños con problemas motores o dificultades en el lenguaje expresivo, su sentido de propósito sí está operando, pero su expresión se ve afectada por las implicaciones motoras y lingüísticas. Sin embargo, la problemática común continúa siendo: la carencia de la habilidad para conectar sus emociones subyacentes al comportamiento o palabras.

Debido a esto es sumamente importante que ayudemos a un niño que no encuentra rutas alternativas para la expresión a fortalecer la conexión entre intención y acción. Para ello, pueden ser de utilidad las siguientes pautas:

  • Cada vez que observes una expresión de interés en el niño, debes responder a ésta, interactuando con él alrededor de la misma. Mientras más oportunidades le brindes para que exprese sus deseos o intenciones, más le estarás ayudando a relacionar las emociones con el comportamiento comunicativo.

 

  • Una sola mirada a los ojos puede ser la apertura al diálogo. Por ejemplo, ofrecerle dos opciones de comida y pedirle que mire a la que más le gusta.

 

  • Si es un niño con problemas motores le puedes dar ayuda para usar la cabeza (decir “sí/no”), su lengua o brazo con el que tenga el mejor control.
  • Un niño con problemas en el lenguaje expresivo podría recibir ayuda para comunicar sus intenciones mediante gestos motores, signos, imágenes y sonidos.

 

  • Cuando se hayan adoptado algunos comportamientos intencionales, puedes actuar deliberadamente confundido y simular no comprender sus deseos. Esto con el fin de alentarlo a que lo pida nuevamente y así hacerle sentir que él puede actuar sobre el mundo.

 

  • También puedes dotar de mayor complejidad la necesidad del niño con el fin que pida ayuda espontáneamente: cerrar la puerta del jardín con llave, esconder un objeto de su interés, colocar su juguete favorito lejos de su alcance, etc.
  • Otra técnica es propiciar situaciones absurdas, por ejemplo, colocar los calcetines en las manos, darle un libro al revés, etc. De esta forma propiciarás que el niño tome la iniciativa en enmendar el absurdo por su propia cuenta.

 

  • Finalmente, tener una rutina diaria bien definida ayudará al niño a sentirse seguro y en control de la situación. Por ejemplo: comer y dormir a una hora establecida, lavarse los dientes después de cada comida, etc. Si bien también le debes preparar para cualquier imprevisto, un ambiente estructurado significa un entorno predecible, en el cual cada niño podrá tener una mejor respuesta emocional.

Debes tomar en cuenta que cuando se trabaja para desarrollar la intencionalidad, también se pueden optimizar las capacidades motoras, del lenguaje y cognitivas, por lo que el progreso logrado es mayor. El desarollo emocional es uno de los más importantes y, en ocasiones, también uno de los más olvidados. Los padres de familia tienen un rol fundamental en darle al niño herramientas para gestionar de forma asertiva sus emociones y de esta manera, construir su autoestima, identidad y confianza.

Fuentes de Consulta:

Greenspan, S. El niño con necesidades especiales. Barcelona, 2009.